TURISMO GEOLÓGICO

La mayoría de las balsas naturales que conoces se forman por acumulación de agua de lluvia y de arroyos en una pequeña depresión del terreno. Pero las lagunas de Estaña se originaron de un modo peculiar.

Las rocas de la superficie y del subsuelo se van disolviendo conforme el agua subterránea fluye por sus grietas. Este proceso que comenzó hace muchos miles de años y que hoy continúa, hizo que las grietas se ensancharan cada vez más hasta generar tres cavidades. El trabajo del agua continuó disolviendo la roca hasta que el techo existente sobre ellas fue tan fino que se derrumbó. Las lagunas que hoy puedes disfrutar, son las tres pequeñas depresiones que quedaron expuestas a la luz, llenas del agua subterránea que circulaba por el interior de las rocas.

Un auténtico regalo de la Naturaleza que podemos observar.

Si te fijas con detenimiento en una roca, observarás que contiene diferentes minerales, fósiles y marcas que dan pistas para comprender cómo se han formado y cómo era el medio ambiente en épocas pasadas.

Las rocas del congosto del Cajigar contienen restos de animales fosilizados como conchas de moluscos y caparazones de erizos de mar. La presencia de estos restos fósiles indica que estas rocas se generaron en un medio marino cercano a la costa.

Así que los geólogos han llegado a la conclusión de que el Montsec aragonés, hace más de 100 millones de años, no existía como lo puedes ver hoy. Ni formaba parte de un continente, ni pertenecía a una cordillera como la actual, sino que era un mar. Así que, si vas a visitar el congosto de Cajigar, no te olvides de llevar una lupa, acercarte a la roca y descubrir todas estas pistas.

Todos los años son varias las poblaciones pirenaicas en las que sus habitantes perciben temblores de baja magnitud pero muy importantes. Forman parte de un gran “acontecimiento” geológico que comenzó cuando se empezaron a formar los Pirineos. El Montsec de l’Estall desde entonces no ha dejado de temblar.

Las capas de roca que conformaban el fondo marino al final del Cretácico se plegaban, rompían y apilaban, llegando a emerger sobre la superficie del mar que durante mucho tiempo cubrió esta zona. Una vez que Los Pirineos adquirieron cotas elevadas, el agua, el viento y el hielo comenzaron a erosionar sus rocas y a modelar su volumen, proporcionando hermosas vistas como la que puedes ver desde el pueblo abandonado de Finestras.

En este pueblo las duras calizas resaltan en el paisaje dibujando una muralla natural que recuerda a la Gran Muralla China. Así, el Montsec dejó de ser una zona costera para albergar una de las cordilleras más importantes de Europa, los Pirineos, y la muralla de Finestras, un valioso vestigio de la intensidad de los terremotos.

Desde hace millones de años, los ríos han fluido por la superficie de la Tierra variando su curso. Muchos se secaron y desaparecieron para siempre. Cerca de Puente Montañana, podrás descubrir los restos de uno de estos ríos “extintos”.

Los granos de arena, que se movilizaban cuando el agua fluía con más velocidad y se depositaban en el lecho cuando fluía más despacio, son los vestigios de este río desaparecido. Hoy en día, esos minúsculos cantos conforman capas de roca arenisca de color grisáceo. Si las ves, tócalas y sentirás su característica textura granulada.

Si las observas detenidamente, verás que están formadas por unas finísimas láminas inclinadas. Esta estructura es muy típica de los ríos y evidencia que el curso de éstos ha cambiado con el tiempo. Se produjo por la acumulación de la arena que el río depositó en sus orillas milenio tras milenio. Los geólogos la denominan “paleocanal”.

Estas rocas reproducen, como si de una cámara de vídeo se tratase, el paisaje de una época pasada en la que los seres humanos ni siquiera existían. Cuando estés en este lugar, al cerrar los ojos, podrás imaginar un río sinuoso y ancho que discurría por aquí, drenando el agua de las jóvenes montañas pirenaicas.

Si viajaras en el tiempo hasta el último periodo glaciar, verías como el agua procedente de las grandes masas de hielo y nieve que cubrían los Pirineos, ya acariciaban constantemente las rocas que conforman este congosto. Unas rocas con una dureza apreciable que solo el continuo fluir del agua consigue disolver y erosionar.

Los ríos pirenaicos suelen descender hacia el Valle del Ebro, buscando el recorrido con mayor pendiente. Si te fijas bien en este detalle, te darás cuenta cómo el Noguera-Ribagorzana se dispone perpendicular a la sierra, creando este paisaje tan espectacular.

Actualmente, el río continúa excavando el cauce disolviendo las rocas de su lecho lentamente. Este arduo trabajo durante cientos de milenios, ha abierto una brecha en el Montsec flanqueada por dos majestuosas paredes naturales. Si visitas Sopeira, podrás ver tú mismo esta magnífica labor del río Noguera-Ribagorzana.

El río Noguera Ribagorzana atraviesa la Sierra del Montsec abriéndose camino entre las duras rocas existentes desde hace más de 65 millones de años. Este hecho, unido al afán del ser humano por dominar el agua, motivó la construcción del embalse de Canelles. Hoy sigue siendo el segundo más grande de Aragón y uno de los más destacados de Europa.

Las duras rocas que dominan estos abruptos relieves del Montsec, junto con otras más blandas e impermeables, son el factor principal para la construcción de este pantano. Las primeras fueron determinantes para anclar la segunda presa más alta de Europa con 151 metros; las segundas son claves para mantener el agua en el vaso del embalse.

Hoy en día, puedes disfrutar de la grandeza del embalse de Canelles desde dentro gracias a las numerosas actividades turísticas que se desarrollan en él, como la navegación y la pesca. También puedes visitar el centro de interpretación de la energía de Canelles, que te trasladará al núcleo de esta impresionante presa.

Las rocas de Estopiñán del Castillo albergan rasgos curiosos que la sitúan como localidad minera de referencia. En su entorno se ha descrito un curioso mineral, se explotan canteras de rocas muy especiales y las capas dibujan formas increíbles, solo visibles desde el cielo.

La cantera La Soriana es la única que explota las rocas subvolcánicas de los alrededores del Montsec. En 1876 se descubrió una veta que contenía aerinita, un mineral de color verde-azulado y de fórmula química muy compleja perteneciente al grupo de los piroxenos.

Las rocas captarán tu interés en este lugar, pero es desde el cielo donde serás capaz de ver una estructura mágica que observa la Sierra del Montsec, “El ojo de Estopiñán”. Las capas de roca erosionadas presentan una distribución concéntrica muy sugerente, similar a la famosa estructura de Richat en Mauritania.

El congosto de Mont Rebei es una cicatriz de hasta 500 metros de profundidad que divide el macizo del Montsec en dos: una brecha en el corazón del Montsec que mantiene unido Aragón con Cataluña.

El ser humano y su necesidad de vivir en sociedad, trabajaron muy duro para construir un sendero para unir estos dos territorios. Excavaron en las duras rocas calizas un camino que les ayudó a desplazarse y compartir sus recursos.

Se ha invertido mucho esfuerzo en recuperar esta ruta, una de las más impresionantes de Aragón. En ella podrás experimentar muchas sensaciones, caminando por una nueva vía en la propia roca o subiendo por pasarelas ancladas a la pared.

Las fuerzas internas de la Tierra son muy poderosas, como demuestran los terremotos y las erupciones volcánicas. Estos procesos no han cesado y puedes encontrar sus vestigios en las rocas que forman el pirineo aragonés.

La Pared de Aragón es un escarpe vertical que muestra más de 500 metros de capas de roca. Ésta es solo una pequeña parte de una construcción geológica muchísimo más grande conocida como “Lámina del Montsec”.

Las duras rocas que forman esta lámina contienen información del periodo cretácico, época que fue testigo de la extinción de los dinosaurios. Hoy en día, esta pared es un destino para los aficionados a la escalada y a los deportes extremos como el salto BASE. Tanto si eres aficionado a estos deportes como si te animas a recorrer el Congosto de Montrebei andando, serás testigo de cómo, capa a capa, se ha construido el Montsec.

Las rocas del Montsec guardan información muy importante para conocer el pasado de la Tierra. En Arén, una población muy importante para el patrimonio paleontológico mundial, yacen los restos de los últimos dinosaurios de Europa.

En su entorno podrás visitar varios yacimientos de gran importancia, que contienen huellas y huesos fosilizados de dinosaurios que vivieron poco tiempo antes de la gran extinción.

También puedes visitar el museo de los dinosaurios de Arén, donde comprenderás el paisaje que existió aquí hace más de 65 millones de años y cómo eran los dinosaurios que vivían en él, los últimos que habitaron en Europa antes de la extinción de esta especie a nivel mundial.